Comienza un nuevo día y seguro que nos enfrentamos a una situación ética pegajosa. Como asesores de seguros, nos enfrentamos a dilemas éticos casi habitualmente en nuestra actividad laboral y por supuesto, influye en nuestra forma en la que manejamos a los clientes.
Los cuatro tipos éticos de enfrentarse a situaciones como asesor
El equipo de redacción del blog acubierto(LINK) ha dado con los cuatro tipos primarios de personalidad ética en cuanto a asesores se refiere. Bueno, no es que hayamos hecho un proceso de investigación durante un año para dar con estas cuatro formas de afrontar los dilemas éticos sino que es el resultado de seguir y leer a Marcos Pastin, un maestro de la ética laboral. Su desglose es intrigante, ya que identifica el comportamiento ético, la reacción y el resultado probable de las acciones de los asesores cuando desempeñan sus funciones.
Lo más seguro es que después de leer el artículo des con alguno en el que encaje perfectamente un compañero de trabajo, o tal vez incluso con el tuyo.
El conformista
Este es el clásico «seguidor” de las normas y reglas que rara vez, o nunca, cuestiona. Esta persona se adhiere a las directrices y a la orientación que le dan sus superiores, lo que nos hace pensar en él como el adalid de la ética en el lugar de trabajo. Sin embargo, «El conformista puede mirar hacia otro lado si el que está siendo poco ético es un inmediato superior, ya que un gerente es alguien al que se supone que hay que obedecer», según Pastin. El autor también advierte que “el conformista está “programado” para funcionar éticamente en el trabajo cuando existen un conjunto de reglas rígidas y consecuencias bien definidas para no seguirlas.»
El navegante
Salvo por las reglas más estrictas, este perfil se basa en su propia intuición para guiarse a sí mismo en las situaciones menos éticas. Según el autor, esta persona «posee una brújula moral interna, lo que le da al Navegante la flexibilidad para tomar decisiones, aunque sean impopulares». Son tenidos en alta estima por sus compañeros de trabajo que aprecian su capacidad para sopesar las consecuencias y adaptarse a las normas, al tiempo que conservan un punto de referencia ético. Muchos asesores entran en esta categoría, ya que hay directrices estrictas que guían sus acciones y son flexibles cuando se trata de situaciones únicas con los clientes.
El negociador
Los negociadores puede que sean los más reflexivos de los cuatro porque se adaptan muy bien al medio. Si observan una situación que pueda ir contra la ética laboral, su primer instinto es no actuar o reaccionar de inmediato. En cambio, los negociadores a menudo adoptan el enfoque de «esperar y ver qué pasa» para asegurarse de que algo realmente debe ser abordado.
El ondulador
Él es por sí mismo un individuo poderoso y “corrupto” que busca la dominación del mundo y es esta mentalidad lo que le permite seguir avanzando en sus propósitos. Las personas con este tipo de personalidad son los menos propensos a durar en un puesto como el de asesor puesto que tiende a entrar rápidamente en conflicto con las normas que los rigen.
En nuestra opinión, y en la del autor, estas cuatro categorías no son exclusivas en un solo asesor sino que en una misma persona se pueden dar momentos de un tipo y de otra categoría distinta. Es más, consideramos que hasta en nuestro propio desarrollo laboral puede que pasemos por un tipo y que vayamos evolucionando a otros. Con la práctica, hasta nosotros podemos tomar decisiones éticas más fácilmente y con mayor rapidez para seguir el camino correcto.